Bueno, el caso es que al final terminó y creo que deberían de replantearse el hacer una siguiente edición, al menos con la estructura que tiene el programa ahora mismo. Telecinco no hace más que perder espectadores día tras día y, aunque esta edición no ha ido mal, se aleja de las anteriores en cuanto a audiencia y su otro reality estrella, Gran Hermano, sin ir más lejos sí que se ha ido adaptando un poco a las exigencias de su público. Como no consigan hacer la gala más ágil desde luego que no veo mucho futuro al programa.
En cuanto al ganador de este año, Mario, me alegro de que haya sido él, porque de los tres finalistas me parecía el mejor. De Jon sigo pensando que tendrían que haberlo echado el primer día, pero bueno, como bien dijo Risto varias veces: «El público de este programa vota con el coño». Y así les va. Un tipo tan mediocre en la final te baja el listón.
Con Brenda me pasó un poco lo mismo. No me caía mal ni me parecía mala, pero no pensaba que fuese a llegar tan lejos ni, por supuesto, que se convirtiera en la favorita del jurado de una forma tan vertigionsa. Aunque bueno… teniendo en cuenta la competencia…
Mario, en cambio, es ese concursante de todas las ediciones que se esfuerza, que trabaja, que nunca se queja y que ha sabido ganarse al personal poco a poco. Lo que se llama un currante. No era el más guapo ni el más carismático, pero tiene alguna de las mejores actuaciones.
¿Su futuro? Pues el mismo que el de resto de finalistas: corto y miserable. Le producirán algún disco con versiones de clásicos o temas nuevos de medio pelo y después… búscate la vida. Lo mejor fue al final, cuando sale el representante de Vale Music y le dice que van a invertir 100.000 euros en su lanzamiento. Sí, es un dineral, pero todos sabemos que en el mundo de la música es una menudencia. Yo replantearía todo el programa para asegurar que el gana va a tener un recorrido a medio plazo importante. No creo que sea tan difícil. Pero no hay interés.
Suerte Mario.
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