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Precisamente, y aunque me daba mucha pereza, este fin de semana pasado me escuché el disco debut de la ganadora de Operación Triunfo del año pasado. Me sorprendí al descubrir que había varias canciones que estaban bien y un disco corecto con una muy buena producción. Desde luego, no es el mejor disco que he escuchado este año (no está ni siquiera entre los veinte mejores) pero me esperaba muchísimo menos.
Tiene fallos graves, por supuesto. Que Virginia… o Labuat (nombre horrible, por cierto) iba a ser un fiasco lo sabíamos todos… excepto Risto Mejide, claro. Que haya vendido 20000 copias… pues sí, el publicista puede decir que en los tiempos que corren es un éxito y todo lo que tu quieras, pero Bisbal vendió (y vende) un millón de copias. Siendo la ganadora, y pudiendo aún aprovechar el boom de haber ganado el concurso… las 50000 las tenía que haber vendido fácil.
El caso es que ahora resulta que la niña ha decidio empezar una carrera en solitario lejos de Mejide. Pues vale. Ni con él ni sin él se va a comer una rosa, casí que lo mismo da. No tiene voz. No es que su estilo sea «intimista», como quieren vendernos… es que no tiene voz y punto. No tiene personalidad ni carisma. Ni «marea azul» ni ostias. Ya hace mucho tiempo que se descubrió que al concurso no le importa una mierda la carrera de sus pupilos. Si así fuera, estos triunfarían… de verdad. Les bastaría con machacar mucho más en las sucesivas ediciones los discos de sus ganadores anteriores. Pero no; les invitan para que den una charla de dos minutos, presenten un single… y ala, si te he visto no me acuerdo.
Mucha suerte, Labuat. O Virgina. O como te llames. La vas a necesitar…