Cuando los policías encontraron la maleta se dieron de bruces con un espectáculo dantesco: en su interior aparecían los restos de una mujer joven cortada a pedazos, en tan mal estado que parecía imposible reconocerla. Hasta que uno de ellos dijo: «Eh, yo conozco ese par de tetas«.
Hasta aquí la coña.
Este fin de semana la tragecia se cebó de nuevo con la muerte de una mujer en Estados Unidos; otro triste dato para la estadística de la violencia de género que sin embargo ha sido noticia por tratarse de una señorita más o menos conocida a la que tuvieron que identificar gracias a sus implantes mamarios.
Su novio (al que eludiré en añadirle una serie de adjetivos porque de momento es solo «presunto» autor de los hechos) también era una antigua estrella de la televisión.
Jasmine Fiore, que así se llama la difunta que ha puesto al conejito Playboy de luto, nunca fue una de las destacadas de la revista, pero ya había realizado algunos posados y poco a poco iba abriéndose camino en el mundo del espectáculo. Soñaba con poder presentar algún día un programa de música, su pasión.
Un descerebrado, una cruel broma del destino, una víctima de la mala educación… Una desgracia, en definitiva, la privó a ella de dicho sueño y a nosotros de poder seguir contemplándola.
Descansa en paz, Jasmine, en la zona vip de ese cielo que Dios le reserva a los más bellos de sus ángeles.
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Mi plan para dominar el mundo 