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Estoy hipnotizado con el poder de seducción de Belén Esteban. Letizia Ortin tiene que subirse por las paredes cada vez que la ve: ella es realmente la princesa de España.
¿Qué pensarán los guiris cuando la vean? Seguramente: ¿Pero quién demonios es esta tía?
Pues yo los saco de dudas: la tía que se tiró a un torero más mediático que otra cosa (Jesulín de Ubrique) y tras tener un hijo y que la echaran de la finca donde vivían, ha vivido de saber explotar su imagen de madre coraje y heroína barriobajera.
Todas las mujeres empatizan con ella de un modo casi genético. Da igual que sean lo más tirado del barrio, las putas de la esquina o las señoritingas de La Moraleja, es mencionar a la Esteban y todas entonan aquello de: «Pues a mí me cae bien«.
No me extraña que Ana Rosa le echara del programa; es que, realmente, como ella decía: «Éste es mi programa» y Ana Rosa y el resto eran sus colaboradores, algo que la emperatriz de los fachas no pudo soportar mucho tiempo.
Lo último para unirse al clan de la diosa de San Blas ha sido la noticia de que el Defensor del Menor había instado a la Audiencia pra que tomase cartas en el asunto para averiguar si Andreíta «coño, cómete el pollo» estaba siendo utilizada por su madre para ganar dinero.
Craso error: hacerle eso a una mujer que se ha autoproclamado madre coraje es como lo que hicieron los romanos con Jesucristo: convertirla en mártir.
Sólo hay que ver la ovación y su entrada en el programa Sálvame Deluxe: ni lady Di levantaba tantas pasiones.
Yo prefiero contemplan sus fotos para la revista Interviú, que muy acertadamente, le sacó partido a esa cara de guarra salvaje que tiene que ser una máquina en la cama.
Seguiremos hablando de ella porque esto, por lo que parece, va para largo.
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